Capítulo 6. Bonjour princesse.

...una chica...
Me quedé como ahora mismo espero que esteis vosotros/as. No sabía que contestarla, menos mal que no me veía la cara que se me había quedado, ya que la luz estaba apagada. Después de varios minutos reaccioné.
Yo: Marta... ¿estás segura?
Marta: Mira Ainhoa... Te voy a contar lo que siento ahora mismo, es como cuando te gusta un chico, ¡pero en vez de gustarte un chico te gusta una chica! No creo que haya ningún problema en eso...
Yo: -la interrumpí- ¡pero Marta! Si yo no he dicho nada, me parece genial, si es lo que te gusta yo lo respeto, ¡y a quien no le guste que no mire! Y dime, ¿cómo te distes cuenta?
Marta: Es una sensación muy rara...
Noté como Marta empezaba a llorar, me levanté y fui a su cama a consolarla. Encendí la lámpara que estaba a su lado y la abracé. Mientras estabamos abrazadas:
Yo: Joder Marta... No llores, no tienes porque llorar.
Marta: Sí, es que me veo diferente, nunca he sentido esto...
Yo: Siempre hay una primera vez para todo... Anda, toma -la dí un 'clinex'-
Marta: -secandose las lágrimas- gracias por entenderme.
Apagué la luz y me fui a mi cama, ya no hubo palabra en toda la noche.
Al día siguiente nos despertamos a las 10.00 de la mañana. Me desperté antes que Marta y fui ha despertarla. Se despertó y la abracé más fuerte que nunca y la dije al oído: Siempre estaré a tu lado, nunca me separaré de ti a no ser que tú me lo pidas.
Con esas palabras nos fuimos a desayunar. Su madre estaba preparandonos el desayuno. Tostadas con mantequilla y mermelada. Terminamos y nos fuimos a vestir.
Eran las 10.50 y teníamos el vuelo a las 12.00, nos daba tiempo de sobra. La madre de Marta nos llevó al aereopuerto. Eran las 11.30. Esperamos 30 minutos (media hora) al avión.
Llegamos a Londres a la 13.00 (no sé cuanto tiempo hay desde París a Londres xD).
Llamé a mi prima y nos dio las indicaciones para ir a su casa. Llegamos, vivas, ya que si no fuera por las indicaciones de mi prima nos hubieramos perdido. Comimos en su casa, nos echamos la siesta ya que estabamos muy cansadas y a las 21.00 mi prima nos despertó a las dos.
Mi prima: ¡Chicas, despertaros!
Yo: -dormida todavía- joder Támara, estás tonta ¿o qué?
Támara: No.
Yo: ¿Entonces para que nos despiertas?
Támara: ¡Son las 21.00 bonitas!
Yo: Ya, ¿y qué?
Támara: Pues que os tenéis que despertar.
Yo: Estamos cansadas prima...
Támara: Bueno, os he dejado descansar que eso ya es mucho, como 6 horas.
Yo: Bueno vale -me levante y acto seguido lo hizo Marta- ¿qué quieres que hagamos ahora?
Támara: Que os vistáis.
Yo: ¿Para qué?
Támara: ¿Para salir? -se puso vacilona-
Yo: ¿A dónde?
Támara: No preguntéis, vestiros que nos vamos...

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