...era mi amiga Marta. Esa chica tan esencial en mi vida, la que esta en los buenos momentos y también en los malos. Me pregunté que carajos hacía ahí.
Yo: ¡Marta! Mi cosota ¿qué haces aquí?
Marta: Joder lo mismo me pregunto yo.
Yo: Yo pregunte primero, responde -la sonreí-
Marta: -se río- pues nada, que me voy a vivir a París y tengo que coger el avión.
Yo: No me jodas... ¡yo también! ¿Cómo es que no me has dicho nada?
Marta: Estuve en mi pueblo todos estos días, para ver a mis abuelos y tal, y no pude contactar contigo.
Yo: Joder es verdad, que me lo dijistes, ya decía yo que me faltaba alguien por despedirme...
Marta: Que casualidad, pues ahora tengo más ganas de ir a París -me dedicó una de sus muchas sonrisas-
Yo: ¿Cuando es tu vuelo? -la mire interesada-
Marta: Dentro de media hora, ese -me señaló con el dedo en la pantalla de los vuelos-
Yo: -lo mire- ¡el mío es el mismo!
Marta: Entonces me voy contigo, que va a ser muy aburrido si voy con mi familia.
Yo: Pues si, la verdad.
Seguimos hablando durante media hora, cuando anunciaron que los pasajeros debían ir hacía el avión.
Marta y yo nos dirigimos hacía el avión, subimos y tan contentas las dos. Al fin y al cabo ya conocía a alguien para compartir la maravillosa ciudad de París.
Ahora todo sería más fácil con Marta a mi lado. Pasaron dos horas, aproximadamente (no sé cuanto se tarda desde Madrid hasta París ~.~) y llegamos a París. Lo primero que hice fue dirigirme hacía mis padres y mi hermana:
Yo: Mamá, he sido muy afortunada al encontrarme a Marta en el aereopuerto.
Mi madre: La verdad es que si, hija. Ahora ya no estarás aburrida en lo que queda del verano.
Yo: Sí -me reí- ¡pues ahora dejo las maletas en la nueva casa y me voy a ver París con Marta!
Mi madre: No, primero tendrás que ver la casa y ayudarnos con las maletas, ¿no crees?
Yo: Osti... Em, es verdad, y Marta supongo que hará lo mismo... La diré que dentro de unas horas la llamo y ya quedamos -sonreí-
Mi madre: Perfecto.
Se lo dije a Marta, y le parecio perfecto también.
Salimos del aereopuerto y cogimos un taxi. Yo montada en el taxi aprovechaba para ir viendo un poco más de París, era hermoso, tal y como en las fotos se ve. Llegamos a nuestra nueva casa, era muy bonita.
Nos pusimos manos a la obra y comenzamos la mudanza.
Pasaron un par de horas y yo estaba muerta. Llamé a Marta:
(Conversación telefónica)
Yo: ¡Marta! ¿Y si dejamos lo de pasear para mañana? Es que estoy muerta.
Marta: Me parece maravilloso, porque yo también. O si quieres te vienes a mi casa, la ves y jugamos a algo.
Yo: Mira, eso me parece bien. ¿Dónde vives? -me reí-
Marta: A dos calles de ti.
Yo: ¿Sabes dónde vivo?
Marta: Si, porque tu madre en el aereopuerto me saludo y me lo dijo.
Yo: Joder con mi madre, se adelanta a mí -me reí-
Marta: Es más espabilada que tú -se río-
Yo: ¡Oye! -me indigné-, bueno, ahora mismo voy para allá. ¡Hasta ahora!
(Fin de llamada)
Me dirigí a mi madre:
Yo: Mamá, estoy super cansada pero voy a casa de Marta para jugar y eso.
Mi madre: Llevate a tu hermana.
Yo: ¡Ni de coña, mamá!
Mi madre: Te la llevas o no sales.
Yo: Me caguen... Vale -llamé a mi hermana- ¡Vamos petarda!
Mi madre: Espera, tengo algo para ti...
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