Capítulo 22. Bonjour princesse.

Yo: Chicas, ¿me acompañáis a la Torre Eiffel?
Natalia: ¿Para qué?
Yo: Tamara me tiene una sorpresa.
Natalia: ¿Y tienes que ir ahí?
Yo: Sí.
Natalia me miró extrañada.
Natalia: Está bien, vamos.
Nos levantamos y nos dirigimos a París en metro.
Tardamos poco, como unos 30 minutos.
Natalia: Ya estamos aquí.
Yo: Tenemos que subir...
Natalia: Corrijo: tienes que subir, es tu sorpresa.
Asentí con la cabeza, miré a la enorme Torre Eiffel. Suspiré y me puse en marcha.
Subí hasta el último piso, como me dijo David. Allí estaban David y Tamara, mirando las vistas.
Yo: ¡Hola!
Tamara: ¡Ainhoa! Has tardado poco.
Yo: En cuanto me colgó David me puse en marcha -sonreí-
David: Te mata la curiosidad, eh.
Yo: No seáis malos y decirme para qué me habéis echo venir aquí.
De repente noté como unas manos me tapaban los ojos. Toqué esas manos, ni idea de quien eran...
Voz de chico: ¿Quién soy?
Me mordí el labio, era tan familiar esa voz...
Yo: Mm, no sé...
Oí como David empezó a hablar, yo seguía con los ojos tapados.
David: Vamos Ainhoa, es fácil.
Dudé mucho, hasta que volví a ver a David y a Tamara. Ellos sonreían, entonces decidí darme la vuelta. ¡Era Blas! Le miré y le abracé muy fuerte.
Blas: Hola Ainhoa -me sonrió-
Yo: ¡Menuda sorpresa!
Blas: Me dijeron que me querías ver.
Yo: Es mi sueño...
Blas me sonrió y fue a darle la mano a David y dos besos a Tamara.
Blas: Bueno chicos, ¿nos vamos a tomar algo?
David: Yo no conozco mucho París, eh.
Blas: Ni yo, pero nos orientaremos.
Bajamos de la Torre Eiffel y buscamos un bar. Encontramos uno y estuvimos en la terraza.
Blas me miraba mucho, y al hacerlo me sonreía. Yo hacía lo mismo.
Estuvimos hablando y riendo. Se hacía tarde, pero llamé a mi madre para que me dejara más tiempo. La dije que estaba con mis ídolos y con Tamara, pero no se lo creía. Entonces le dije a los chicos que se pusieran y hablaran con ella. Fue ahí cuando me dejó más tiempo, estaba en buenas manos.
Blas: Tenemosuna sorpresa.
Blas nos enseñó unas entradas, cuatro en concreto.
Blas: Ahora Green Day dará un concierto, y nosotros tenemos entradas. ¿Queréis ir?
Tamara: ¿Estás de broma?
David: Nosotros no bromeamos.
En ese momento se empezaron a reir los dos.
Yo: Sois increíbles, chicos.
Blas me miró tiernamente.
David: ¿Entonces qué, os venís?
Asentimos las dos con la cabeza. Nos esperaba una noche increíble e inolvidable junto a dos personas maravillosas.

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